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miércoles, 17 de agosto de 2022
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martes, 19 de octubre de 2021
El Guardián del Bosque
Hace unos días tuve la suerte de sumergirme en los valles y frondosos bosques de la Sierra de Albarracín, y como no podía ser de mejor manera, lo hice en compañía de mi pareja.
Fuimos en busca del espectáculo que el fin de la temporada estival y comienzo del otoño nos ofrece, "la berrea"; la época de celo de los ciervos, en la que los machos se ganan el favor de las hembras para perpetuarse dignos vencedores para garantizar el futuro de la especie. Para ello, estos astados machos se baten en duelo ante la atenta mirada de las hembras.
Ya desde la lejanía pudimos disfrutar de los fascinantes, e incluso escalofriantes bramidos de los ciervos. Se trataba de un canto gutural que envolvía cada rincón de la Sierra. Y llamados por aquellos cantos casi hipnóticos, fuimos en busca de poder presenciar el espectáculo desde cerca. Así que caminamos bosque adentro, sin ningún tipo de indicación o guía, mas que los sonoros bramidos que los ciervos nos regalaban. Y tras un largo camino de persecución, llegando al punto de la frustración, a menos de 50 metros de nosotros, se movían sin percatarse de nuestra presencia dos machos astados entre la espesura del bosque. Era la primera vez que veía a unos ciervos, así que me parecieron como sacados de un libro de fantasía. Eran majestuosas criaturas coronadas que se abrían paso entre las ramas con sus extraordinarias cornamentas. Entre tanto, mi pareja trataba de inmortalizar el momento con la cámara. Yo en cambio, quedé maravillada por la magia del momento.
Y como es cierto que dejamos muchas fotos sin hacer, quise inmortalizar el recuerdo de aquel momento fascinante de la mejor forma que sé hacer, dedicándole esta pintura.